Las personas optimistas cuentan con más facilidad para establecer conexiones sociales, reduciendo la soledad y el riesgo de experimentar problemas como la depresión.
Por Andrea Núñez-Torrón Stock
Ciudad de México, 27 de diciembre (SinEmbargo).- La civilización romana ya recomendaba aquel famoso mantra, vigente a día de hoy, de mens sana in corpore sano. En la actualidad, numerosos estudios publicados en las revistas especializadas en psicología más prestigiosas del mundo dan buena importancia de los efectos del optimismo sobre mente y organismo. Según la RAE, el optimismo se trata de la predisposición a entender y a analizar la realidad desde su aspecto más positivo -otra de sus acepciones sería la doctrina de carácter filosófico que le otorga al universo el mayor grado de perfección posible-.
Desde la aplicación Happify, especializada en actividades y juegos con base científica, comparten la siguiente guía en forma de infografía para destacar las ventajas saludables del optimismo, recogiendo datos aportados por diversas investigaciones clínicas. Un primer porcentaje resulta bastante aclaratorio: los pesimistas tienen en un momento dado un 19 por ciento más de riesgo de muerte en comparación con los optimistas.
Los optimistas combaten de forma más efectiva los gérmenes al potenciar más su sistema inmunológico, y también hacen gala de un mayor hincapié en el cuidado personal, lo que les conduce a estar al día con sus revisiones médicas o esforzarse en mantener hábitos sanos como la práctica regular de deporte, el descanso adecuado o una alimentación rica en los nutrientes necesarios para el organismo.
Las personas optimistas cuentan con más facilidad para establecer conexiones sociales, reduciendo la soledad y por tanto, el riesgo de experimentar problemas como la depresión. También se encuentran más protegidas ante derrames cerebrales, ataques cardíacos y otros problemas cardiovasculares.
Algunas claves para potenciar el optimismo es practicar de forma escrita la técnica de la visualización, entrenarte a ti mismo u observar la naturaleza, optando por alternativas como los baños de bosque. Como dijo Oscar Wilde, “entre el optimista y el pesimista la diferencia es graciosa; el optimista ve la rosquilla, el pesimista el hoyo”.